"Ni GTO Ni EV: Reflexiones de un Pokerista Cabezón"
¡Hola, hola!
Hoy abro este blog, en primer lugar, para ayudarme a mí mismo; y si, por casualidad, alguien más se siente identificado y le sirve de algo, pues mejor que mejor.
Tenía pensado empezar contando cómo conocí el póker y compartir algunas anécdotas de mi vida para darle un toque más interesante a todo esto (lo podría haber titulado "Subir Niveles y Otras Quimeras: Aventuras de un Pokerista Perdido"). Pero, la verdad, creo que no es el momento. Eso lo dejaré para futuras entradas, si es que alguna vez llego a escribirlas.
Por ahora, quiero centrarme en algo más inmediato: mis sentimientos, miedos y esas pequeñas alegrías que se encuentran en este mundo tan complejo y desgastante mentalmente. No sé si os suena mi nick, pero os adelanto que tengo más años que la abuela de Jordi... y me refiero a Jordi Hurtado, por supuesto. ¡Que su tocayo, el exprofesor de Educapoker, es más viejo que yo, y eso ya es decir mucho! Así que, como podréis imaginar, mi relación con este jueguito no es precisamente nueva. Y aunque me siga creyendo un chaval, algunas canas ya empiezan a asomar.
He jugado al póker por temporadas, pero nunca he hecho lo que se supone que debería hacer alguien que quiera profesionalizarse. Así que, chavales, si alguno de vosotros sueña con ser profesional, que ni se le ocurra copiar lo que yo hago. Mi relación con el póker es un auténtico romance tóxico: algunos días no me despego de él, y otros no quiero ni verlo. Curiosamente, a pesar de no haber perdido mucho dinero jugando, mi fortaleza mental es más frágil que la estabilidad del peso argentino.
Ya he perdido la cuenta de cuántas veces he "vuelto a empezar" después de dejarlo por un tiempo. Regresar a los microlímites, como el NL2, por si se me había olvidado cómo jugar. Aunque, sinceramente, nunca he sabido jugar bien, pero es como montar en bicicleta: nunca se olvida del todo.
Lo que más me ha frenado es la falta de confianza en mí mismo y en mis habilidades. En vez de aprovechar cuando no tenía responsabilidades, he esperado hasta el momento en que ya no puedo dedicarle todo el tiempo que me gustaría. Pero bueno, como dicen, más vale tarde que nunca.
Por eso he decidido abrir este blog, para tener un lugar donde releerme con el tiempo y decidir si realmente vale la pena seguir en este camino o si es mejor despedirme de una vez por todas y dedicarme a otras cosas. Esta es mi última bala, y no es cualquier bala; es de adamantium, porque si no, con una normal no caigo y vuelvo a recaer. ¡Jajaja!
Antes mencioné que nunca he sabido jugar, y es la pura verdad. Nunca me ha gustado estudiar póker... bueno, miento, me gustaba ver vídeos, aunque ya he perdido el gusto por ellos. En cuanto a las matemáticas del juego, jamás les he prestado atención; nunca he estudiado un spot en concreto durante un tiempo, ni he analizado manos en profundidad. No sé ni cómo se calcula el EV, y mucho menos contar combos.
Y entonces me pregunto... ¿cómo es posible que esté jugando en NL25-NL50 y ganando en las mesas sin saber lo básico? Supongo que es una mezcla entre que algunos regulares son peores que yo y que los fishes me regalan fichas cada vez que me ven, probablemente por pura pena.
Así que, aquí estoy, compartiendo esta última aventura, con la esperanza de que, al final del camino, pueda mirar atrás y decir que valió la pena. Y si no, al menos habré tenido el valor de intentarlo una vez más.
Bueno, ya me estoy liando. Así que vayamos al grano.
Tengo varios problemas mentales que ya he identificado, y son los siguientes:
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Aversión al riesgo: A pesar de que no dependo del póker para vivir, me autosaboteo y evito subir de niveles. Incluso cuando podría jugar en NL50, lo esquivo. Es como si tuviera una barrera mental que no me deja avanzar.
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Cero rutina de estudio: Cuando me da la vena, veo algún vídeo o estudio algo, pero casi siempre prefiero hacer cualquier otra cosa. Mientras que a algunos les cuesta sentarse a jugar, a mí me cuesta sentarme a estudiar. Lo peor es que muchas veces juego en piloto automático, lo cual es un gran error. Lo ideal sería que, al detectar ese estado de letargo mental, me pusiera a estudiar. Pero claro, si no me apetece jugar, mucho menos me apetece estudiar.
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No sé cómo estudiar un spot: Vale, ya sé lo que se supone que hay que hacer: ver vídeos del spot, hacer un resumen, revisar manos... Pero para mí eso no sirve, y aquí van los motivos:
- No sé identificar las claves de un spot por mí mismo.
- No sé cómo desviarme del juego estándar según el tipo de rival.
- Dudo de mi juego constantemente, incluso si acabo de estudiar un spot.
- No tengo ni idea de cuáles son las cadenas de pensamiento correctas durante una mano.
- No sé qué es lo que realmente necesitamos saber cuando estamos jugando una mano, qué parte se utiliza de forma subconsciente y cuál debemos tener fresca para usar si es necesario. Por ejemplo, ¿es necesario saber calcular el EV de una mano contra el rango del rival o de mi rango contra el suyo al 100% in-game?
- Ah, y odio las matemáticas, ¿ya lo había mencionado?
Blablablablá. Todo paja.
Si alguien se siente identificado con alguna de estas cosas y quiere compartir cómo las ha solucionado, pues genial, nos beneficiamos todos.
Sin más, os dejo la gráfica de agosto (más o menos es un 50%NL25 y 50% NL50). No es para tirar cohetes, no me he sentido muy cómodo en las mesas. Hay mucho que mejorar, especialmente en lo mental: no pensar en partir la mesa cuando un fish me mete un bad beat y no jugar cuando estoy en modo robot. Solo con mejorar esas dos cosas, creo que mi winrate subiría.
¡Ah, se me olvidaba! También tengo algunos objetivos a corto plazo que espero cumplir para darle un poco de dirección a este caos controlado que llamo mi vida pokerística:
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Actualizar el blog al menos una vez al mes. No quiero que esto se convierta en otro de esos proyectos que empiezan con mucha ilusión y terminan acumulando polvo digital. Además, así podré ir viendo mi evolución y, quién sabe, quizás entretener a alguien en el proceso.
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Dejarme de tonterías y consolidarme en NL50, con la mirada puesta en jugar en NL100 para finales de año o principios de 2025. Ya es hora de superar mis miedos y dar el salto que tanto he pospuesto. Si no lo hago ahora, terminaré jugando al dominó en el parque con los jubilados antes de haber probado mi verdadero potencial.
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Jugar un mínimo de 15.000 manos al mes. Sé que no es una cifra impresionante y que lo ideal serían 30.000, pero prefiero ser realista y no quemarme en el intento. Entre el trabajo y las salidas que tengo planificadas, forzarme más podría ser contraproducente. De hecho, ya sé que la primera semana de septiembre no voy a poder jugar, así que mejor mantener expectativas alcanzables.
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Encontrar a alguien que me enseñe cómo estudiar un spot y qué debería pensar mientras juego una mano. Básicamente, necesito un guía, un faro en medio de la niebla, porque seguir haciendo de autodidacta solo me está llevando a perderme en un laberinto sin salida, como un náufrago en busca de una isla.
Con estos objetivos en mente, espero poder darle un giro positivo a mi relación de amor-odio con el póker y, quizás, empezar a disfrutar más del juego sin tantas autolimitaciones. Como dicen, el primer paso para solucionar un problema es reconocer que lo tienes, y creo que en eso ya voy avanzando. Ahora toca ponerse manos a la obra y, sobre todo, intentar disfrutar del camino sin obsesionarme demasiado con el destino.
¡Salu2 a quien lea y nos vemos en las mesas (o en el próximo post)!
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