Entrevista en Winamax a "AKtiralas", ganador del pasado 4 Million Event por 300.000 €

Hace unos días veíamos como uno de los usuarios del MTT Project se llevaba uno de los torneos del año, el 4 MIllion Event de las Winamax Series. Triunfo épico ante 40.000 rivales en total que le llevó, desde un freeroll a un premio de 300.000 €. Casi nada.

En la web de Winamax, Alex Hernando le ha hecho una entrevista para conocerle mejor, que reproducimos aquí.

 

Luciano “Yojimbooo” será siempre recordado en nuestras mesas como ese jugador que convirtió una entrada conseguida en un torneo gratuito, en el segundo mayor premio entregado hasta la fecha en un torneo MTT en el mercado regulado español (por detrás de Dr.Bayard), valorado en casi 300.000 €. La gesta, bien merece unas líneas.

¡Gracias al bono!

“Venía de conseguir algunos buenos premios en otra sala, algo así como 3.000 o 4.000 euros en las últimas semanas, pero en Winamax nunca me habían acompañado los resultados, aunque sentía que tarde o temprano, debía saldar esa deuda. Ingresé 120 € para beneficiarme del bono WSERIES30 y poder así participar en los tres freerolls que entregaban entradas para el 4 Million Event. Los dos primeros, los más masivos, los busteé pronto sin demasiada opción a recompensa, pero en el último, el que entregaba 80 entradas a sus participantes, fue donde conseguí mi ticket para jugar el torneo más importante del festival”.

Fue ahí donde comenzó la increíble historia de Luciano, un jugador que necesita contar hasta 44 para sumar sus años de vida, muchos de ellos dedicados a perseguir su sueño: dedicarse al póker de forma profesional.

“A día de hoy, mi única fuente de ingresos es el póker, aunque debo decir que no soy el mejor espejo en el que mirarse por lo que a gestión de banca se refiere. Soy un poco vago, y en cuanto consigo acumular cuatro duros, dejo de jugar hasta que el dinero empieza a agotarse. ¿Me convierte eso en profesional? No lo sé, yo me sigo considerando un apasionado de este juego que lleva años persiguiendo un sueño que hoy parece haberse hecho realidad”.

 

 

Pero volvamos a esa actuación de Yojimbooo en el 4 Million Event de las Winamax Series, un torneo al que le tuvo mucha fe desde el primer momento:

“Sabía que lo podía hacer bien, que sacar la entrada era solo el primer paso de algo importante. Superé el Día 1 con el tercer mayor stack global, con muchísimos puntos y muchísimas ciegas. En el Día 2 solo tenía abiertas 4 mesas, más centrado en lo que hacía, siempre ocupando puestos del Top 5 aunque al final acabé la jornada sobre la media a falta de 54 jugadores. Me veía ya muy relajado con unos 3.000 € acumulados en bounties. Al comenzar el definitivo Día 3 ya sí que me concentré más, solo jugué esa mesa, sin música, encerrado en mi cuarto y sin distracciones que me molestaran”.

Muchos (quien escribe estas líneas, incluido) se preguntarán cómo se llega a ese nivel de relajación y paz cuando se está en un spot como este. Es casi la pregunta del millón, la pregunta que muchos nos hacíamos cuando asistimos al desenlace del 4 Million Event como hicimos a través de nuestra retransmisión en directo vía Twitch. Obviamente, esa era una pregunta que no pudimos dejar de trasladarle en la distendida conversación que tuvimos con nuestro protagonista:

“Desde que quedábamos 4 mesas en el torneo, hasta sentarnos los últimos siete candidatos en la mesa final, el tiempo pasó volando y ni me di cuenta que ya estábamos en mesa final. Jugué sin ninguna presión, sin miedo y mucho menos una vez llegados ya a mesa final, sabedor que tenía asegurados más de 40.000 €”.

La vacuna contra los peligrosos rivales: testiculina

Sobre el papel, esa teoría suena muy bien, pero luego hay que verse en la situación, y saber cómo gestionar las emociones, algo que Luciano asegura gestionar bastante bien dado su pasado como jugador de ajedrez, un tema que abordaremos más adelante.

“El ICM es importante, claro está, pero está sobrevalorado. Los humanos no somos objetivos, no nos regimos por las matemáticas, sino por nuestros sentimientos, somos subjetivos. El control de la mesa no entiende de ICM. Se juega con cojones… “.

Y nadie puede decir que Yojimbooo no le echara arrestos a la mesa final, o por lo menos nadie que la viera, porque lo cierto es que nuestro protagonista demostró nervios de acero al hacer varios hero-calls que valían gran cantidad de dinero, pero lejos de lo que muchos pudieran pensar, Yojimbooo había hecho los deberes, y tenía estudiados a sus rivales más peligrosos:

“Seguramente, muchos de los rivales de la mesa final sean mejores que yo. Paslui y Sheev P. eran buenísimos, pero había jugado bastante con ambos antes de llegar a la mesa final, y sabía que iban a intentar aprovecharse de un perfil como el mío, así que me adapté a ello. Esas adaptaciones claro que influyeron en mi toma de decisiones, aunque admito que ahora, pasados los días, no volvería a hacer esos hero-calls. En ese momento, jugaba para ganar; sentí que todas las estrellas estaban alineadas, pero contra esos dos rivales, sabía que esa era la forma como había que jugarles. Me veía con buenas lecturas de mis rivales, y me limité a seguirlas. Aunque se tardó, porque al inicio de la mesa final nadie quería ser el siguiente en caer, cuando empezaron las eliminaciones, mi confianza fue creciendo. Cada salto de premio me sentía mejor y mejor, y ver que jugaba de tú a tú a esos rivales que me parecían buenísimos, me hacía creer cada vez en mí”.

 

Para cualquiera que siguiera la acción en tiempo real, era evidente que, llegados a cierto punto, Yojimbooo se había sacudido toda la presión, quién sabe si ayudado por esa copita de vino que se sirvió justo en el momento en que la mesa final arrancó y para él, la faena estaba ya hecha. Leyendo el chat de la mesa, se podía percibir la excitación y el entusiasmo de nuestro protagonista español, interactuando con todo aquel que le mandaba una palabra de aliento, y celebrando prácticamente la totalidad de los botes que acababan en su stack:

“Es una situación única en la vida, y la quise vivir de forma espontánea. Siempre me ha molestado el silencio sepulcral en las mesas finales importantes. La seriedad no está reñida con dar espectáculo, y cuando tienes garantizada una gran suma de dinero, creo que es bueno para todos tomarse esto como si de una fiesta se tratase. Creo que siempre fui respetuoso con mis rivales, lo cual me parece importante”.

Un cambiavidas

Lo que Luciano no podía imaginar es lo que acabaría sucediendo seis eliminaciones más tarde en esa mesa final. Había ganado, se había llevado un premio de casi 300.000 €, y se había convertido en el gran triunfador del mayor festival celebrado en el entorno regulado europeo. Cualquiera pensaría que la reacción en ese momento contendría una buena dosis de gritos, unos cuantos saltos de alegría y un montón de nervios a flor de piel, pero nada más lejos de la realidad:

“Me quedé frío, petrificado, como si nada hubiera pasado. Me pareció ‘natural’ si se puede decir así. Es cierto que dos días más tarde, con la adrenalina más baja, es cuando me estoy sintiendo emocionado. He tenido ya tiempo de mirar atrás, recordar muchos intentos, 10 años picando piedra, escuchando cómo mucha gente no creyó en mí y cómo todo el mundo me decía que lo dejara, que dejara de perseguir mi sueño. Ahora ese sueño se ha hecho realidad, y puede cambiar mi vida”.

Una vida que, efectivamente, podría cambiar próximamente, pues nuestro protagonista evalúa las posibilidades de marchar lejos de España para seguir jugando al póker en un marco “.com”, algo que no es del todo del agrado de alguien muy cercano a él:

“Siempre he recibido la ayuda y el apoyo de mis padres cuando me ha hecho falta, pero no puedo decir que hayan sido muy favorables a que me dedicara o me quisiera dedicar al póker, y ahora, aunque se alegran del resultado, no le ha cambiado mucho la percepción a mi madre, que piensa que me puedo marchar de la casa donde he vivido los últimos años. Ley de vida, supongo… Pero antes de eso, tal vez me dé un par de caprichos. Un coche, ya que ahora mismo no tengo, y un viaje a Egipto o Japón”.

 

Con las 64 casillas empezó todo

Como también sucediera con muchos otros grandes jugadores de póker, el idilio de Yojimbooo con nuestro juego de cartas favorito llegó después de estar estrechamente vinculado al tablero de las 64 casillas. Desde los 6 años Luciano se sintió atraído por el ajedrez, al que dedicó mucho esfuerzo y estudio, llegando incluso realizar importantes desempeños en torneos de renombre, pero fue precisamente a raíz de uno de esos torneos, cuando decidió de forma voluntaria rendir su rey, y dejar el ajedrez de lado.

“Tenía 24 años cuando conseguí un buen resultado en el Torneo Ciudad de Benidorm, derrotando incluso al que por entonces era el Campeón de España. Creía que me llevaría un premio importante, pero en realidad, el premio fue muy modesto. Eso hizo que me desencantara del ajedrez y lo dejara en seco”.

Tras ese desencanto, Luciano tomó sus aparejos y decidió cambiar de aires, de latitudes y de forma de vida. Con una mano delante y otra detrás, a la aventura, se trasladó a Holanda, más concretamente a Tilburg, donde se enteró que necesitaban mano de obra en una fábrica de ordenadores. Allí se tiró casi tres años, antes de desandar el camino andado y volver a Denia para trabajar “de lo que hubiera”.

Allá por 2009, le volvió a picar el gusanillo del ajedrez, y frecuentando un cibercafé para jugar online, se encontró a alguien que estaba jugando a cartas en el ordenador contiguo. ¡Estaba jugando a póker por Internet! Fue entonces cuando se interesó por la baraja francesa, aprendió lo más básico y días después, estaba ingresando sus primeros 10 € mediante una Paysafecard en la primera sala de póker en la que se registró.

“Empecé jugando torneos micro, porque si algo llamaba mi atención del mundo del ajedrez, era el aspecto competitivo de las partidas, algo que me pareció muy similar a los torneos. A partir de ahí, intenté aplicar la metodología aprendida en el ajedrez y el componente mental que tiene. Eso me ayudó a entender el juego y seguir creciendo y mejorando”.

Hoy, de aquel cibercafé queda solo el recuerdo, y la amistad con quien le enseñó las primeras nociones del póker, mientras Luciano puede presumir de haber cumplido un sueño y haber alcanzado una meta que se había marcado hace algo así como 10 años.

De un freeroll, a lograr un resultado de 300.000 €. For the Glory!